Medicina deportiva y futbol femenino

Tras muchos años en la sombra, el fenómeno del fútbol femenino se ha ido normalizando e incluso mediatizando. Actualmente, representa un verdadero desafío, por las nuevas situaciones que plantea en el ámbito técnico, profesional y, por supuesto, desde el punto de vista de la medicina y traumatología deportiva.

Visto lo anterior, nos encontramos frente a una interesante fuente de investigación, dado que, como veremos más adelante, hay muchas lagunas en cuanto a cómo proceder en diversas situaciones, por lo que nos hemos tomado el trabajo de recopilar documentos sobre este tema y consultar a expertos, en particular, a médicos que han sido responsables de equipos femeninos profesionales. Intentamos volcar dicha información en este artículo, para exponer una visión global de la situación en la que se encuentra la medicina en materia de fútbol femenino hoy en día.

En 2022, publicamos una revisión acerca de las tendencias de las publicaciones científicas, durante la última década, en materia de fútbol, en revistas de impacto, observando la escasez de artículos en materia del fútbol femenino con respecto al masculino (18 artículos de 222). Con base en ella, podemos afirmar que durante la década de 2010-2019, la investigación en fútbol femenino se ha centrado en 4 líneas:

  1. Los factores de riesgo de lesión en general.
  2. Las lesiones en la rodilla.
  3. El traumatismo craneoencefálico en la mujer y las alteraciones neurocognitivas asociadas al mismo.
  4. Los programas de prevención de la FIFA, demostrando que, si hay adherencia a estos, sí que se disminuye el riesgo de lesiones.

La citada desproporción de publicaciones deja un vacío muy importante a la hora de extrapolar soluciones aplicables a la mujer futbolista ya que, desde el punto de vista médico, nos encontramos con una gran cantidad de diferencias fisiológicas, biológicas y anatómicas respecto al varón, que la hacen única. Según consta en documentos científicos:

Las mujeres alcanzan antes que el varón la pubertad y, por lo tanto, también la talla máxima y la madurez esquelética.

La mujer tiene un corazón más pequeño y una capacidad pulmonar inferior, aún con la misma edad y talla que el varón.

Debido a la presencia de estrógenos, también tiende a una mayor proporción de grasa respecto al varón, quien, a su vez, debido a la presencia de andrógenos, tiende a una mayor proporción de masa magra.

Los varones tienen un mayor nivel de hematocrito y presentan con menos frecuencia déficit de vitamina D.

El tren inferior presenta diferencias muy importantes en la alineación, ya que la mujer tiene una pelvis más ancha y una cadera con mayor anteversión femoral, y predisposición al síndrome de malalineación por mayor valgo en la rodilla e hipoplasia del vasto interno cuadricipital, sumada a una tendencia a la rotación externa de la tibia y a la pronación del pie. Todo lo anterior, también predispone a padecer con mayor frecuencia el Síndrome de Disfunción Femoropatelar que es un trastorno doloroso a nivel de la rótula.

– Se afirma igualmente en artículos científicos que, con el mismo nivel de entrenamiento se logra paridad en la fuerza que se puede alcanzar en el tren inferior, lo cual es evidente en el fútbol, pero no en el tren superior.

Está documentado que los trastornos del comportamiento alimentario, como la anorexia y la bulimia, igualmente son más frecuentes en mujeres adolescentes que en varones.

La mujer goza de una mayor laxitud ligamentaria favorecida por la presencia de estrógenos y también durante el crecimiento por la presencia de la hormona relaxina, lo cual facilita que tenga una mayor incidencia de lesiones en el tren inferior, especialmente en determinados momentos del ciclo menstrual, como la ovulación.

El ligamento cruzado femenino se lesiona según estadísticas de 6 a 7 veces más que el del varón, debido a que es más pequeño y con menos fibras trasversales y menos colágeno, y a que la mujer presenta una tróclea femoral menos profunda y tiene mayor pendiente posterior en la meseta tibial.

-También ocurren más lesiones de ligamento cruzado anterior en la mujer, debido a que, a partir de la madurez esquelética, el mecanismo de aterrizaje se ejecuta con menor flexión de cadera y mayores momentos de aducción y rotación interna. El salto y freno se ejecutan con mayor contracción del cuádriceps respecto a los isquiotibiales, que son protectores del ligamento cruzado. Todo lo anterior sumado a la frecuente debilidad glútea y a factores neuromusculares, elevan la estadística de estas lesiones. Por todas estas razones la FIFA, en su programa de prevención conocido como los 11+, incluye ejercicios enfocados a corregir todas estas situaciones y a prevenir las lesiones.

El ciclo menstrual es uno de los desafíos más importantes del deporte femenino desde el punto de vista médico, ya que representa una serie de alteraciones que van a influenciar tanto la respuesta al entrenamiento, como la predisposición a cierto tipo de lesiones. Si lo dividimos en fases, nos encontraríamos con:

  1. Menstruación.
  2. Fase folicular.
  3. Ovulación.
  4. Fase lútea

Al finalizar, ocurriría una nueva menstruación.

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Aunque se ha intentado estudiarlo, según la doctora Irene Montoro, del Levante UD, los metaanálisis de los que disponemos son muy heterogéneos y nos hablan de poca calidad en la investigación, siendo por lo tanto poco concluyentes. En todo caso, según estos estudios, durante la fase folicular, hay un incremento de la cantidad de colágeno en el tendón y de la masa magra en el músculo, así como mayor laxitud que en la fase lútea, pero menor laxitud que durante la ovulación. Como hemos comentado previamente, la ovulación parece ser la fase de mayor laxitud. Debido a la heterogeneidad de los estudios, algunos afirman que la ovulación es la fase de mayor probabilidad de lesión y otros afirman que es la fase folicular debido a que en ambas fases se incrementa la laxitud. Durante estas fases, se recomienda entrenar más la fuerza. En la fase lútea, se incrementa la temperatura corporal, hay menor tolerancia a los cambios de temperatura y mayor fatiga, pero menor tendencia al daño muscular, por lo que se recomienda entrenar la velocidad.

El fútbol es un deporte colectivo, en el que no contamos siquiera con que todas las deportistas sean regulares en sus ciclos menstruales. Se ha informado en encuestas realizadas que hasta un 77% de futbolistas han comentado alteraciones en su rendimiento originadas por la menstruación y, además, muchas de ellas toman anticonceptivos orales. También se ha comentado por parte de los médicos, que muchas deportistas no llevan un control ginecológico, ni un registro de su ciclo menstrual. De momento, adaptar el entrenamiento al ciclo menstrual en deporte colectivo no es posible; sin embargo, sí que se lleva a cabo en fases concretas de entrenamiento individual, como puede ser la de readaptación deportiva tras una baja prolongada. Todas estas características se están teniendo en cuenta actualmente, más para observar y registrar la evolución de las deportistas y para concienciarlas de la importancia de éste, que, para realizar actuaciones concretas, ya que aún no tenemos argumentos contundentes para emprenderlas. En todo caso continuamos trabajando para comprender los cambios hormonales y correlacionarlos con el riesgo de lesión.

Una línea de investigación abierta, con muchas discusiones y puntos de vista en el fútbol femenino, es el Síndrome de Deficiencia Energética Relativo al Deporte (RED-S) que es bien conocido en atletismo, y que implica entre otras, alteraciones del ciclo menstrual, endocrinológicas, gastrointestinales, inmunes y desmineralización ósea, secundarias a una baja disponibilidad energética. Esta baja disponibilidad energética se produce cuando el consumo calórico de la dieta de la deportista es inferior al gasto que se genera por los requerimientos del deporte, y que, además, se ha demostrado que se eleva especialmente durante los partidos.

Según el Dr. David Domínguez, que ha llevado a cabo varios estudios relacionados con esta materia, cada vez hay más evidencia de baja disponibilidad energética en futbolistas femeninas. Se están llevando a cabo trabajos científicos en esta área, ya que, si bien se habla de presencia de ovario poliquístico, no todas las alteraciones menstruales ni las alteraciones de las hormonas sexuales, son atribuibles a esta causa, y este síndrome también podría estar enmascarado por el uso de anticonceptivos orales. En todo caso, según documentos científicos, el RED-S en el fútbol se relaciona con muchos factores, entre otros, la menor capacidad de almacenar el glucógeno en el músculo que presenta la mujer y la influencia de la cultura en la percepción corporal de la deportista, con una tendencia al bajo consumo de hidratos de carbono. Se ha enfatizado en la necesidad de establecer en los equipos femeninos un sistema que permita registrar las calorías consumidas a partir de la ingesta, y las que se consumen en entrenamientos y partidos, y calcular los requerimientos nutricionales en función de estas necesidades y de la masa corporal de la futbolista, que es hacia donde actualmente se están enfocando los estudios.

Otra circunstancia que diferencia claramente al deporte femenino es la posibilidad de embarazo, que representa un reto más, ya que, desde el punto de vista de la deportista profesional, el embarazo no termina con el parto si no con la vuelta al deporte. Algunas futbolistas se retiran de los entrenamientos y la competición nada más conocer su situación de embarazo, en algunos casos, tras indicación médica por tratarse de embarazos in vitro o de riesgo.

Actualmente, en España no existe un consenso respecto a fútbol y embarazo, por lo que, según la doctora Eva Ferrer, que ha sido responsable del equipo femenino del FC Barcelona, los médicos responsables de equipos femeninos se basan en los lineamientos generales que ha publicado el Comité Olímpico Internacional para deportistas.

Anteriormente, se utilizaban escalas de percepción de esfuerzo tales como la escala de BORG O REP (nivel de esfuerzo percibido) que, actualmente, no se consideran fiables, debido al cambio de percepción corporal que ocurre con el embarazo, ya que las atletas, al experimentar estos cambios en su cuerpo, no saben si se sienten más fatigadas debido al propio ejercicio, o por la misma situación de embarazo.

Para pautar la práctica deportiva, los médicos de los clubes se basan en la frecuencia cardiaca máxima de la atleta, ya que sabemos que, a partir de que se alcanza el 90% de dicha frecuencia máxima, hay riesgo de bradicardia fetal, con lo cual se les permite entrenar entre un 80% y un 85% de dicha frecuencia cardiaca. Siguiendo esta pauta, sabemos que se puede entrenar sin contacto durante todo el embarazo y, de hecho, hay recomendaciones en cuanto a trabajar suelo pélvico y CORE para proteger la columna lumbar.

En materia de vigilancia de la salud, según la doctora Antonia Lizarraga, del FC Barcelona, se ha intentado realizar un perfil fisiológico de la mujer futbolista, para vigilar lo que denominamos biomarcadores en las 3 etapas fundamentales de la temporada: precompetición, competición y alta competición. Se vigilan parámetros tales como la ferritina, hemoglobina, enzimas como la creatinkinasa, las transaminasas, la interleiukina 6, niveles de colesterol, bilirrubinas y hormonas como las tiroideas y la vitamina D. Se ha demostrado que alteraciones de estos parámetros nos pueden orientar a una sobre-exigencia e introducir rápidamente medidas correctivas para evitar situaciones más complicadas de manejar.

En este momento, podemos afirmar que los esfuerzos de los clubes se centran en la vigilancia de la salud, la educación de la futbolista en aspectos como la hidratación y nutrición, aplicar las medidas de prevención de lesiones durante entrenamientos y partidos recomendadas por la FIFA, y en estudiar todos los problemas que hemos mencionado (disponibilidad energética, ciclo menstrual, etc).

En resumen, podríamos decir que la mujer es única en cuanto a su abordaje médico-deportivo, por lo que los estudios realizados en varones son poco extrapolables para resolver los problemas que desde el punto de vista científico representa la práctica de este deporte a nivel profesional. Quizás, las líneas de investigación más importantes sean el ciclo menstrual y el ajuste de la disponibilidad energética a las necesidades del deporte. Es muy importante concienciar a la deportista de la relevancia de estos dos aspectos, y vigilarlos oportunamente por parte de los servicios médicos de los clubes.

De la misma manera, entendemos que se requiere del consenso de los profesionales responsables, basado, en primer lugar, en la puesta en común de sus conocimientos y experiencias, esperando que, en un futuro no muy lejano, tengamos muchas menos lagunas que resolver, y podamos atender las necesidades de estas deportistas sobre una base más sólida, que contribuya al objetivo de todo el equipo que les da soporte, y que es el de un deporte seguro y un futuro profesional exitoso.

Agradecimientos:

Dra. Eva Ferrer, Dra. Antonia Lizarraga y Dr. Xavi Yanguas, del FC Barcelona; Dra. Irene Montoro, del Levante UD; Dra. Fátima Breña, del Sevilla FC y Dr. David Domínguez, del CAR de Sant Cugat, quienes han aportado información directamente o a través de sus conferencias en diferentes encuentros de carácter científico con la Asociación Española de Médicos de Equipos de Fútbol, AEMEF.

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